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Aún hoy, casi 15 años después de que comenzara a acuñarse el término, a implantarse en la práctica la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en las empresas, a demostrarse que es un factor fundamental para que empresas y organizaciones mejoren su rendimiento y, por ende, sus beneficios, la RSC es todavía para la gran mayoría un factor incomprendido de la gestión, una etiqueta que es vista como un lavado de imagen. Sin embargo, la Responsabilidad Corporativa es un asunto de todos. Valoremos cómo nuestras decisiones y actividades dejan un impacto social y ambiental. Y hagámoslo saber.

mar del norte

Desde que las empresas pusieron en el centro de la gestión a las personas y el conocimiento, la RSC comenzó a formar parte de manera intrínseca de la gestión.

Hablar de responsabilidad de la empresa significa transparencia, promover la  eficiencia, la competitividad y la innovación y significa valores traducidos en seguridad y recursos para los trabajadores y los grupos de interés de la empresa. Significa, en resumen cumplir con el fin fundamental de una organización: dar servicio a la sociedad.

Pero no solamente hay que hacer, sino también hacerlo saber. Una empresa o institución solo es responsable si comunica a la sociedad y a sus grupos de interés los impactos generados a través de su actividad, poniendo en práctica el ejercicio de transparencia y poniendo en valor las actuaciones de las organizaciones en esta materia.

Todo ello es inseparable de la reputación, porque la reputación repercute en beneficio de la empresa y de sus trabajadores.

El primer estudio sobre la comunicación de la RSC en España, realizado por el Observatorio de la Comunicación y la Acción de la Responsabilidad Empresarial, planteaba la disyuntiva entre RSC y reputación: Es la reputación la causa o la consecuencia de la Responsabilidad Corporativa?

Aunque la disyuntiva presente un punto de partida de debate, existe una interrelación. Una organización basada en valores integrará la RSC en su gestión y, por otro lado, una gestión y  un liderazgo que aúne la visión táctica, empática y estratégica con la gestión de valores confiere reputación.

La reputación corporativa se está convirtiendo, junto con la satisfacción del cliente y el compromiso de los empleados, en uno de los indicadores no financieros más relevantes para la gestión de las organizaciones. Reputación significa alinear a los grupos de interés con la estrategia de la organización.

La buena reputación es protección del valor y es crecimiento del valor, según Angel Alloza, CEO de Corporate Excellence- Centre for Reputation Leadership. Protege a la empresa frente a las crisis y genera crecimiento sostenido.

 

Las alianzas y el partenariado cobran cada vez más importancia en la comunicación eficaz de la RSC. Porque si logramos que nuestros grupos de interés nos prescriban, hablen bien de nosotros, de nuestros conocimientos y servicios, se convierten en los principales portavoces y agentes de comunicación.

En este entorno es estratégico mantener una comunicación interactiva a través de canales escogidos y adecuados. Mantener un diálogo activo con todos los grupos de interés mediante los canales más adecuados genera valor a largo plazo y confianza sostenida.

El gran reto

Crear una red interrelacionada para comunicar, hacer y crear cultura de Responsabilidad Corporativa sigue siendo el gran reto para cualquier empresa u organización. La mayor repercusión de la RSC se sigue dando en entornos profesionales sectoriales muy afines, y poco más. Y sigue siendo un reto extender y hacer entender a toda una organización la RSC como un factor de gestión transversal, que abarca por igual los ámbitos económicos, sociales y medioambientales, donde no cabe descuidar a uno de los factores. No caben medias tintas. Es un reto global de la gestión.

Vale la pena también reconsiderar los indicadores de evaluación. Hasta ahora nos hemos centrado en contabilizar las visitas a la web, las apariciones en prensa, el número de asistentes a los diferentes actos. ¿No valdría la pena saber si los stakeholders valoran nuestra comunicación de la RSC de manera positiva o negativa? ¿Establecer canales de feedback para poder interaccionar mejor con nuestros grupos de interés? ¿Conocer el impacto de nuestras acciones de responsabilidad en el estado emocional de las personas? ¿Saber si provoca lentamente una conciencia colectiva de cambio?

La responsabilidad corporativa significa cambios continuos. Nos lleva a adentrarnos en un mar en el que algunas veces hay grandes mareas y otras veces hay calma, pero siempre hay oleaje.

De Levi Strauss & Co a la ética empresarial en épocas de derrumbe

La crisis mundial que estamos sufriendo plantea numerosas cuestiones éticas, como por ejemplo, si debemos dar prioridad a la ayuda destinada a las poblaciones vulnerables de los países en desarrollo, o si debemos dar respuesta primero a las necesidades que tenemos a nivel local.

En este nuevo contexto, cuando las instituciones públicas no pueden suplir las necesidades de las poblaciones más vulnerables debido a los recortes en las ayudas y subvenciones, es importante poner de manifiesto el papel que juega el sector privado, los voluntarios y los ciudadanos de a pie. Las estrategias de colaboración público-privada precisan de la búsqueda de nuevas definiciones. En contraposición a la cultura asistencialista que tradicionalmente se ha llevado a cabo, surgen nuevas iniciativas que involucran a la población local y la hacen partícipe de su desarrollo.

En el mundo de la sanidad en general y en el Instituto Catalán de Oncología en particular somos testigos de esta ética y de la solidaridad, tanto por parte de las empresas, como por parte de particulares. El programa “Convivir con el cáncer”, sin presupuesto específico, alivia,  acompaña y da apoyo emocional, económico y asistencial a los enfermos y a sus familiares desde la comprensión, la empatía y la excelencia clínica. Así, por ejemplo, se imparten clases de maquillaje y reiki y se ofrece asesoría jurídica gratuita gracias a la implicación de empresas y organizaciones privadas y gracias a los voluntarios.

La solidaridad de particulares y empresas va desde donar el tiempo de uno para dedicarlo a la compañía de otro a donar, por ejemplo, la propina de un día para alegrar la vida de los enfermos con pequeños regalos.

Se trata de gestos que en estos tiempos de crisis y derrumbe suceden día a día sin enterarnos, pero que alivian un poco la vida a unos, la alegran a otros y dan fuerza siempre para continuar luchando.

Demuestran que la responsabilidad social no es una moda, ni está de baja. Entendida como una forma de gestión, arraigada y ejercida a través de los valores que impregna toda una organización o empresa, se convierte en una filosofía vital y empresarial que da el verdadero sentido a la ética. La palabra ética proviene del latín «ethĭcus», y este del griego antiguo, que deriva de «êthos», que significa carácter o lo que pertenece al carácter.

El padre de los pantalones vaqueros, pionero de la RSC

La responsabilidad social no puede ser una moda, porque siempre ha existido entre los empresarios con carácter. En eso podemos contar la historia de Levi Strauss & Co, la empresa textil más blog 2famosa de Estados Unidos, inventora de los pantalones vaqueros.

En 1984, Robert Haas, sobrino tataranieto del fundador de la empresa, estaba aterrado cuando tomó posesión del cargo de director ejecutivo. Las ventas estaban declinando y el programa de adquirir otras empresas no arrojó resultados positivos. En el pasado, Levi Strauss & Co había superado las crisis y se distinguía por su forma de hacer el bien y de pensar en los demás. Ni el terremoto de San Francisco en 1906 ni la depresión de los años 30 impidieron que se pagara siempre a los empleados y se mantuvieran los contratos sin despidos. Fue también la primera empresa que eliminó la segregación racial a principios de los años 60, a pesar de la oposición de algunos obreros y otras personas de la comunidad. Durante la recesión de 1984 tuvieron que cerrar plantas y despedir trabajadores, pero se otorgaron generosos paquetes de liquidación, beneficios médicos y financiación de programas comunitarios y de causas sociales.

“Los valores de una compañía son vitales para su éxito en la competencia”, afirmó Robert Haas. “No se puede decir una cosa y hacer otra. La gente detecta fácilmente a los farsantes. Y no practicarán los valores si uno no los pone en práctica primero.”

Levi Strauss, como otros muchos empresarios, son ejemplo de la evolución de la RSC, de cómo reconstruir los vínculos de las personas entre sí y entre ellas mismas con objetivos y valores compartidos. En definitiva, encontrar la mejor forma de vivir.

¿Qué sino son la solidaridad, la ética y la responsabilidad social?