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De Levi Strauss & Co a la ética empresarial en épocas de derrumbe

La crisis mundial que estamos sufriendo plantea numerosas cuestiones éticas, como por ejemplo, si debemos dar prioridad a la ayuda destinada a las poblaciones vulnerables de los países en desarrollo, o si debemos dar respuesta primero a las necesidades que tenemos a nivel local.

En este nuevo contexto, cuando las instituciones públicas no pueden suplir las necesidades de las poblaciones más vulnerables debido a los recortes en las ayudas y subvenciones, es importante poner de manifiesto el papel que juega el sector privado, los voluntarios y los ciudadanos de a pie. Las estrategias de colaboración público-privada precisan de la búsqueda de nuevas definiciones. En contraposición a la cultura asistencialista que tradicionalmente se ha llevado a cabo, surgen nuevas iniciativas que involucran a la población local y la hacen partícipe de su desarrollo.

En el mundo de la sanidad en general y en el Instituto Catalán de Oncología en particular somos testigos de esta ética y de la solidaridad, tanto por parte de las empresas, como por parte de particulares. El programa “Convivir con el cáncer”, sin presupuesto específico, alivia,  acompaña y da apoyo emocional, económico y asistencial a los enfermos y a sus familiares desde la comprensión, la empatía y la excelencia clínica. Así, por ejemplo, se imparten clases de maquillaje y reiki y se ofrece asesoría jurídica gratuita gracias a la implicación de empresas y organizaciones privadas y gracias a los voluntarios.

La solidaridad de particulares y empresas va desde donar el tiempo de uno para dedicarlo a la compañía de otro a donar, por ejemplo, la propina de un día para alegrar la vida de los enfermos con pequeños regalos.

Se trata de gestos que en estos tiempos de crisis y derrumbe suceden día a día sin enterarnos, pero que alivian un poco la vida a unos, la alegran a otros y dan fuerza siempre para continuar luchando.

Demuestran que la responsabilidad social no es una moda, ni está de baja. Entendida como una forma de gestión, arraigada y ejercida a través de los valores que impregna toda una organización o empresa, se convierte en una filosofía vital y empresarial que da el verdadero sentido a la ética. La palabra ética proviene del latín «ethĭcus», y este del griego antiguo, que deriva de «êthos», que significa carácter o lo que pertenece al carácter.

El padre de los pantalones vaqueros, pionero de la RSC

La responsabilidad social no puede ser una moda, porque siempre ha existido entre los empresarios con carácter. En eso podemos contar la historia de Levi Strauss & Co, la empresa textil más blog 2famosa de Estados Unidos, inventora de los pantalones vaqueros.

En 1984, Robert Haas, sobrino tataranieto del fundador de la empresa, estaba aterrado cuando tomó posesión del cargo de director ejecutivo. Las ventas estaban declinando y el programa de adquirir otras empresas no arrojó resultados positivos. En el pasado, Levi Strauss & Co había superado las crisis y se distinguía por su forma de hacer el bien y de pensar en los demás. Ni el terremoto de San Francisco en 1906 ni la depresión de los años 30 impidieron que se pagara siempre a los empleados y se mantuvieran los contratos sin despidos. Fue también la primera empresa que eliminó la segregación racial a principios de los años 60, a pesar de la oposición de algunos obreros y otras personas de la comunidad. Durante la recesión de 1984 tuvieron que cerrar plantas y despedir trabajadores, pero se otorgaron generosos paquetes de liquidación, beneficios médicos y financiación de programas comunitarios y de causas sociales.

“Los valores de una compañía son vitales para su éxito en la competencia”, afirmó Robert Haas. “No se puede decir una cosa y hacer otra. La gente detecta fácilmente a los farsantes. Y no practicarán los valores si uno no los pone en práctica primero.”

Levi Strauss, como otros muchos empresarios, son ejemplo de la evolución de la RSC, de cómo reconstruir los vínculos de las personas entre sí y entre ellas mismas con objetivos y valores compartidos. En definitiva, encontrar la mejor forma de vivir.

¿Qué sino son la solidaridad, la ética y la responsabilidad social?

Érase una vez “un cuento de siempre acabar”, como reza el título de las memorias del escritor recién fallecido Medardo Fraile.  El cuento de siempre acabar… con los derechos y las igualdades de los más desfavorecidos. Como en un cuento, reflejo de las realidades más crudas, esta crisis ha reconciliado la des con la igualdad.

Estos días cuando se encuentra reunida la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU, abocada exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el adelanto de las mujeres, y cuando acabamos de celebrar el 112 aniversario del Día Internacional de la Mujer, hay unos hechos constatables e incontrovertibles: la mayoría de las vías de solución que se van articulando contra la crisis, en la que toda la sociedad se encuentra inmersa, parecen estar alejándose cada día un poco más de los logros sociales y políticos en igualdad y derechos.

De tal forma, que España encabeza el aumento del desempleo femenino en la UE, que se multiplicó entre 2007 y 2011, pasando del 10,9% al 22,2%. Estas cifras, vistas en el contexto europeo, nos delatan que la cuarta parte de las mujeres europeas en paro son españolas, como se ha recogido en un informe de la UGT. Este informe entronca con The Global Employment Trends for Women 2012 (GET), publicado recientemente y que deja constancia de la tendencia global en el aumento de la brecha de género.

Entre 2002 y 2007 los índices económicos de empleo y desempleo mostraron una paulatina convergencia entre hombres y mujeres. Sin embargo, a partir de 2008 se constató un claro revés de esta tendencia.

El informe GET 2012  constata que  las políticas de austeridad, llevadas a cabo entre 2011 y 2012, han duplicado las previsiones de caída  del PIB en algunos países  y señala que los 29 millones de empleos netos perdidos a nivel global no pueden recuperarse por el momento. A ello se añade la estimación a la baja del crecimiento global del PIB por parte del Fondo Monetario Internacional  (FMI), que ha llevado a la Organización Internacional del Trabajo (OIT)  a predecir que en 2013 podrían perderse 2,5 millones de empleos adicionales.

En clave de mujer, estas cifras significan la destrucción de 13 millones de empleos para ellas y unas perspectivas muy poco alentadoras: no habrá una reducción significativa del paro femenino hasta 2017. Y ello sucede justamente cuando se estaba consolidando la progresiva integración de las mujeres en el mercado laboral.

Si tenemos en cuenta que el informe GET 2012 demuestra con datos y cifras que la reducción de la brecha de género mejora significativamente el crecimiento económico y los ingresos per cápita, es más necesario que nunca aplicar políticas que desafíen la línea trazada hasta estos momentos.

Porque remedios existen. Y todos lo sabemos. Una de las vías que inciden en la igualdad es la economía social responsable, en la que, entre otras, las alianzas público-privadas son puntales para impulsar el crecimiento mediante la promoción del talento femenino.

Prueba de ello es que Michelle Bachelet, hasta ahora directora ejecutiva de ONU MUJERES y ex presidenta de Chile, ha promovido la integración de la mujer mediante alianzas público-privadas como un acuerdo entre ONU Mujeres y Coca-Cola Company para desarrollar iniciativas de empoderamiento de microempresarias en distintas partes del mundo  Otro acuerdo se firmó con Microsoft para adaptar la tecnología móvil con el fin de denunciar y prevenir casos de violencia de género, y un tercero con alimentos Kraft para conseguir financiamiento con el objetivo de realizar programas de liderazgo femenino en Medio Oriente.

Esta estrategia, innovadora en organizaciones como la ONU, es aplicada también en algunas (pocas)  entidades, como el ICO (Instituto Catalán de Oncología), donde el programa “Convivir con el cáncer” promueve alianzas con empresas y entidades para ofrecer servicios de soporte a los pacientes, y donde la implantación de planes de igualdad y plataformas multidisciplinarias aumentan la competitividad y el bienestar de los profesionales en tiempos de crisis.

Si sumamos talento y valores, y conseguimos llegar a un nuevo pacto social del siglo XXI mediante la responsabilidad social evitaremos “un cuento de siempre acabar”…con los derechos de los más débiles.

Pero no hay cuento que valga. El mundo tiene que hacer frente a muchos desafíos y es hora de involucrar a las mujeres en la búsqueda de soluciones.

Comenta hoy Xavier Ferràs en su blog Innovación 6.0 que la crisis actual es un lamentable fallo social, una crisis organizativa. Una dislocación en el modo de relacionarnos. Una crisis de impotencia política. Una enorme y aterradora crisis de management.

No hay líderes, visión. Hay una élite extractiva, como la califica César Molinas en su libro «Qué hacer con España». Una élite extractiva se caracteriza por:

«Tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio».

«Tener el poder suficiente para impedir un sistema institucional inclusivo, es decir, un sistema que distribuya el poder político y económico de manera amplia, que respete el Estado de derecho y las reglas del mercado libre. Dicho de otro modo, tener el poder suficiente para condicionar el funcionamiento de una sociedad abierta -en el sentido de Popper- u optimista -en el sentido de Deutsch».

«Abominar la ‘destrucción creativa’, que caracteriza al capitalismo más dinámico. En palabras de Schumpeter «la destrucción creativa es la revolución incesante de la estructura económica desde dentro, continuamente destruyendo lo antiguo y creando lo nuevo».  Este proceso de destrucción creativa es el rasgo esencial del capitalismo.”Una élite extractiva abomina, además, cualquier proceso innovador lo suficientemente amplio como para acabar creando nuevos núcleos de poder económico, social o político».

No es de extrañar, pues, que no avancemos en la economía del conocimiento ni funcione la economía exponencial que, teóricamente, puede ofrecer al ser humano conectividad, educación e información infinita, medicina personalizada, salud permanente e energía inacabable. Prácticamente, puede resolver gran parte de los problemas del ser humano.

Antes, sin embargo, tenemos que salir de esa crisis social y de liderazgo.

Despidámonos del genio solitario. Edison no fue ni de lejos la única cabeza que ideó la bombilla,  el fonógrafo y los más de mil inventos que patentó. La bombilla, símbolo de la innovación, nace de la colaboración y en el marco de la interacción.

El modelo newtoniano del universo nos dejó como herencia una percepción fragmentada de la realidad. El modelo de la física cuántica, por el contrario, hace énfasis en la visión de un mundo  complejo, con conexiones  de diferentes tipos que se alternan o se trasladan o se combinan y determinan la estructura del todo, tal como lo expuso Heisenberg, autor del teorema  de la incertidumbre.

Para cohesionar y afrontar esta realidad compleja e inestable necesitamos una mirada holística y relacional, que no malgaste la energía y el tiempo en fabricar muros, sino que la canalice hacia la construcción de puentes. En un mundo turbulento como hoy, cuando se cumplen 50 años de la construcción del muro de Berlín, necesitamos  superar tendencias excluyentes y separatistas, necesitamos parar de describir tareas para facilitar procesos.

En este contexto cambiante y altamente competitivo, la innovación abarca todos los campos, desde las ideas, a los servicios y la gestión. Si, además, tenemos en cuenta que la innovación exitosa se basa en un 30% en el “qué” (visión) y en un 70% en el “cómo” (valores), se impone el liderazgo basado en valores, que hace referencia al necesario manejo de los aspectos humanos.

Poder competir en un entorno complejo, aunar voluntades y gestionar la incertidumbre  requiere de un nuevo liderazgo estratégico, responsable y facilitador, basado en un diálogo sobre valores para entender y aplicar conocimientos y generar confianza para introducir cambios.

El papel del nuevo liderazgo radica en propiciar un clima que aliente la diversidad y promueva la sinergia, en el que el desacuerdo no sea sinónimo de deslealtad, en el que se revisan y cuestionan permanentemente los paradigmas, con la certeza de que son  las personas que determinan la capacidad de la organización para enfrentarse al futuro.

Estamos hablando de una nueva tendencia en un mundo cuántico alejado del equilibrio, en el que se combina el orden y el caos, en el que coexisten la inestabilidad, la tensión, el conflicto y el riesgo con el aprendizaje continuo, por medio del cual pueden crearse y descubrirse futuros no conocidos.