Dice la definición sobre Igualdad de oportunidades para mujeres y hombres que “indica la ausencia de barreras en la participación económica, política y social por motivos de sexo. Estas barreras son a menudo indirectas, difíciles de distinguir y provocadas por fenómenos estructurales y representaciones sociales que han demostrado ser especialmente resistentes a los cambios.”

Desde hace varios años Europa y Estados Unidos han desarrollado iniciativas dirigidas a promover la igualdad de género en la investigación. Inicialmente se puso énfasis en programas específicos orientados a ayudar a las mujeres a continuar su carrera científica. Sin embargo, se ha evidenciado que dichos programas son insuficientes para incrementar el número de mujeres en la ciencia, especialmente en puestos de responsabilidad, por lo que se ha empezado a  abordar una transformación estructural de instituciones, empleando un enfoque sistémico, global y sostenible.

En España se publicó en el último trimestre de 2011 dos informes, que pretenden poner de manifiesto que un sistema productivo ambicioso y competitivo no puede prescindir de la mitad del talento que tenemos en nuestro país. Se trata del “Libro Blanco: Situación de las Mujeres en la Ciencia Española” y de “Científicas (en España) en cifras 2011”, ambas elaboradas por la Unidad de Mujeres y Ciencia, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad. En ellos se revela que en los escalones más altos de la carrera científica y empresarial, el número de mujeres está prácticamente estancado y no refleja en absoluto la nómina disponible de mujeres preparadas. “Hay menos mujeres en los cargos de alta responsabilidad (sólo un 10%) porque es un trabajo durísimo que exige dedicación completa y donde la conciliación familiar es difícil, sobre todo en España”, opina Aurora Pujol, jefe del grupo de Enfermedades Neurometabólicas del IDIBELL, el centro de investigación del espacio Biopol’H. “En otros países, sobre todo, los países nórdicos y Alemania, el porcentaje es más alto, porque la conciliación familiar y la igualdad de las mujeres son intrínsecas de estas sociedades”.

Según los datos recopilados, los hijos parecen ser claramente un obstáculo a la carrera académica de las mujeres, mientras que este conflicto no se produce de ninguna manera en los hombres para quienes la tenencia de hijos incluso la favorece. “No es fácil ser madre y no frenar el ritmo de trabajo. La época de la maternidad te puede hacer perder el tren del liderazgo en tu carrera profesional”, opina Conxi Lázaro, jefe de la Unidad de Diagnóstico Molecular del Programa de Cáncer Hereditario del Instituto Catalán de Oncología (ICO), otra de las entidades del espacio Biopol’H. “A ello se añade la falta de ayudas institucionales y estatales que apoyen a las mujeres investigadoras en esta etapa de la vida”.

Otro aspecto que llama la atención son las diferencias por género en la participación en programas de becas pre y postdoctorales. Las mujeres disfrutan del 50% de las becas pre doctorales, pero el éxito en las concesiones ha sido mayor en los últimos años para los varones que para las mujeres. En las becas postdoctorales la presencia relativa de mujeres en estos programas, así como el éxito en las concesiones es menor  para mujeres que para hombres.

Si medimos la productividad científica, las mujeres publican menos que los hombres en términos de artículos y dirigen menos tesis y tesinas. “El área en el que nos movemos es extremadamente competitiva. Es una guerra y creo que las mujeres no están dispuestas a pagar según qué precio”, opina Margarita García, Responsable de la Unidad de Investigación Clínica del ICO.

En el Libro Blanco, los datos analizados y explotados permiten dar cuenta de ciertos hechos, pero en la mayoría de los casos no permiten concluir de modo explícito cuáles son las causas que determinan las diferencias por género encontradas.

Las opiniones expresadas por las científicas de Biopol’H, como la de Soledad Alcántara, investigadora principal del Grupo de Desarrollo Neuronal del Campus de Bellvitge de la UB, nos pueden dar pistas de algunas causas: “Muchas actitudes, a priori positivas, son consideradas negativas cuando las exhibe el género femenino, como por ejemplo tener las ideas claras y fijarse un objetivo”.

En España se ha avanzado mucho en cuanto a políticas de género en investigación gracias a iniciativas en todos los ámbitos. En el marco de la Red de parques científicos y tecnológicos de Catalunya, de la que Biopol’H es miembro activo, se llevó a cabo durante 2 años el proyecto Fem Talent de gestión del talento femenino e igualdad de oportunidades. Esperemos que estas iniciativas como otras similares tengan su continuidad en la sociedad para que se cumpla el objetivo planteado en Europa: que en 2030 la mitad de los científicos y los responsables de la política científica, en todos los campos y en todos los niveles, sean mujeres.