Despidámonos del genio solitario. Edison no fue ni de lejos la única cabeza que ideó la bombilla, el fonógrafo y los más de mil inventos que patentó. La bombilla, símbolo de la innovación, nace de la colaboración y en el marco de la interacción.
El modelo newtoniano del universo nos dejó como herencia una percepción fragmentada de la realidad. El modelo de la física cuántica, por el contrario, hace énfasis en la visión de un mundo complejo, con conexiones de diferentes tipos que se alternan o se trasladan o se combinan y determinan la estructura del todo, tal como lo expuso Heisenberg, autor del teorema de la incertidumbre.
Para cohesionar y afrontar esta realidad compleja e inestable necesitamos una mirada holística y relacional, que no malgaste la energía y el tiempo en fabricar muros, sino que la canalice hacia la construcción de puentes. En un mundo turbulento como hoy, cuando se cumplen 50 años de la construcción del muro de Berlín, necesitamos superar tendencias excluyentes y separatistas, necesitamos parar de describir tareas para facilitar procesos.
En este contexto cambiante y altamente competitivo, la innovación abarca todos los campos, desde las ideas, a los servicios y la gestión. Si, además, tenemos en cuenta que la innovación exitosa se basa en un 30% en el “qué” (visión) y en un 70% en el “cómo” (valores), se impone el liderazgo basado en valores, que hace referencia al necesario manejo de los aspectos humanos.
Poder competir en un entorno complejo, aunar voluntades y gestionar la incertidumbre requiere de un nuevo liderazgo estratégico, responsable y facilitador, basado en un diálogo sobre valores para entender y aplicar conocimientos y generar confianza para introducir cambios.
El papel del nuevo liderazgo radica en propiciar un clima que aliente la diversidad y promueva la sinergia, en el que el desacuerdo no sea sinónimo de deslealtad, en el que se revisan y cuestionan permanentemente los paradigmas, con la certeza de que son las personas que determinan la capacidad de la organización para enfrentarse al futuro.
Estamos hablando de una nueva tendencia en un mundo cuántico alejado del equilibrio, en el que se combina el orden y el caos, en el que coexisten la inestabilidad, la tensión, el conflicto y el riesgo con el aprendizaje continuo, por medio del cual pueden crearse y descubrirse futuros no conocidos.